Comentaristas: Adalberto Lugo Morales, Cardiólogo, Darcy Quijada, Inmunólogo
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El efecto de la dieta en la patología hipertensiva: ¿existe un vínculo a través del inmunometabolismo impulsado por microbiota intestinal?
Durante la última década, el sistema inmunológico ha emergido como un componente importante en la etiología de la hipertensión. Ha habido un gran interés en la contribución de la microbiota intestinal, los microbios que habitan nuestro intestino delgado y grueso, a la regulación de la presión arterial (PA). Es importante destacar que la evidencia reciente apoya que la microbiota intestinal puede proteger o promover el desarrollo de hipertensión experimental y es probable que tenga un papel en la hipertensión humana. Uno de los principales moduladores de la microbiota intestinal es la dieta: Las dietas que enfatizan el alto consumo de fibra fermentable, como la dieta mediterránea y los enfoques dietéticos para detener la hipertensión, promueven la expansión de los microbios protectores que liberan metabolitos intestinales como los ácidos grasos de cadena corta, que son cardioprotectores, probablemente actuando a través de receptores de proteína acoplados a G. En contraste, las dietas que carecen de fibra o tienen un alto contenido de sal y grasa, como la dieta occidental, reducen la prevalencia de especies microbianas comensales y apoyan un entorno patógeno y proinflamatorio, incluida la liberación del N-óxido de trimetilamina pro-aterosclerótica.
Una de las hipótesis actuales para el desarrollo de la hipertensión consiste en un estado inflamatorio subyacente que promueve una actividad simpática regulada al alza y alteraciones en la vasculatura sistémica y la función renal.
La microbiota es una red compleja y dinámica compuesta por bacterias comensales, virus, hongos y arqueas.
El epitelio intestinal, el revestimiento del moco y las proteínas de unión estrecha actúan como una barrera física para restringir el paso de patógenos y moléculas no deseadas a la circulación sistémica. La pérdida de integridad epitelial, a veces debido a cambios en la composición de la microbiota intestinal, permite una permeabilidad no regulada entre el lumen y los vasos sanguíneos vecinos. 7 Estas alteraciones estructurales de la permeabilidad intestinal, combinadas con cambios en la prevalencia de microbios diferentes, se denominan “disbiosis intestinal” que se relaciona con una mayor prevalencia de bacterias firmicutes con respecto a los bacteriodetes.
Todos los modelos experimentales de hipertensión estudiados hasta la fecha (en ratones), tienen una microbiota intestinal alterada.
Las elecciones dietéticas a corto y largo plazo son los modificadores más importantes del equilibrio entre la microbiota intestinal patógena y beneficiosa. Quizás el mayor impacto de la dieta occidental se observa en el sistema inmunológico, con un aumento significativo de la inflamación. En contraste con la dieta occidental, se ha observado una reducción de la PA en sujetos hipertensos con el uso de dietas DASH y mediterráneas, que valoran la ingesta baja de grasa y sodio en la dieta y la ingesta alta de fibra.
Fuente: Jama, Hamdi et al: The effect of diet on hypertensive pathology: is there a link via gut microbiota-driven immunometabolism? Cardiovascular Research, Volume 115, Issue 9, July 2019, Pages 1435–1447.
Comentario: La relación entre la hipertensión arterial y ciertos hábitos alimentarios característicos de la dieta occidental ya ha sido ampliamente reseñada desde hace varias décadas, sin embargo los extensos y complejos mecanismos que subyacen éstas observaciones están siendo ahora mejor dilucidados. El entendimiento de la estrecha relación entre el microbioma, respuestas inmunitarias y sus consecuencias sistémicas refuerzan la necesidad de implementar de manera precoz (prevención primaria) una dieta alta en fibras, fermentados y probióticos, como herramienta fundamental contra las enfermedades cardiovasculares.
Dr. Adalberto Lugo Morales
Cardiólogo – CESCARDIM
Dra. Darcy Quijada de Lugo
Inmunólogo – INMUNODIAL